No-dualidad y sanación
- Marcos
- 27 abr
- 6 Min. de lectura
Actualizado: 18 ago
En algún momento de nuestras vidas, todos nos hemos preguntado: ¿Qué es realmente la vida? ¿Quién soy yo? ¿Por qué estoy aquí? Estas preguntas fundamentales han sido el motor de la filosofía, la religión y la búsqueda espiritual a lo largo de la historia humana. Hoy quiero compartir contigo una perspectiva que es esencial para comprender la sanación: la no-dualidad.
¿Qué es la no-dualidad?

La no-dualidad es una visión de la realidad que sugiere que la separación que percibimos entre nosotros y el mundo, entre un objeto y otro, entre el observador y lo observado, es en última instancia ilusoria. En su esencia, la no-dualidad propone que existe una sola realidad, una única conciencia, un solo Ser que se manifiesta como la multiplicidad que experimentamos.
Imagina un océano y sus olas. Cada ola parece ser una entidad separada, con su propia forma, tamaño y movimiento. Sin embargo, todas las olas son esencialmente agua, todas son el océano mismo. No hay una separación real entre una ola y otra, o entre las olas y el océano. De manera similar, la no-dualidad sugiere que todos los seres, objetos y experiencias son manifestaciones singulares de una misma realidad fundamental. ¿Qué quiere decir esto?
La metáfora del sueño
Para comprender mejor la no-dualidad, consideremos la experiencia de los sueños. Cuando sueñas, creas un mundo entero con personas, lugares, situaciones y emociones. En ese sueño:
Te experimentas como un personaje con un cuerpo específico
Interactúas con otros personajes que parecen tener voluntad propia
Te enfrentas a situaciones que parecen ocurrir independientemente de ti
Experimentas el tiempo y el espacio como dimensiones reales

Pero ¿había «otros»? ¿Había situaciones reales? ¿Alguien pudo hacerte algo realmente? ¿El tiempo transcurrido era real? ¿Tus logros fueron reales? Al despertar te das cuenta de que todo el sueño —cada personaje, cada escenario, cada emoción— surgió dentro de tu propia conciencia. Todo eras tú. El personaje con el que te identificabas, así como todos los demás elementos del sueño, eran igualmente proyecciones de tu conciencia.
La no-dualidad sugiere que nuestra experiencia de vigilia es similar. Lo que consideramos realidad es comparable a una proyección de una consciencia fundamental. Ahora bien, si esta vida es como un sueño, ¿quién es el soñador?
«Yo soy»
¿Quién es ese soñador? ¿Quién soy en realidad? ¿O qué soy? No podemos afirmar con certeza absoluta «yo soy esto» o «yo soy aquello», pues todas las identificaciones que podamos establecer aparecen en el «sueño», es la ola contándose a sí misma que es algo diferente del océano. La respuesta ha de venir de «fuera» del sueño, una respuesta del soñador, no del personaje soñado. Una respuesta del océano. Desde nuestra conciencia de vigilia no podemos responder a esta pregunta, pero hay algo en este planteamiento de lo que no tenemos duda: yo existo, tengo existencia. Esta sensación de ser es anterior al «sueño», pues para que el sueño exista, yo tengo que existir como testigo. Es por ello que no podemos responder desde el «sueño» con respuestas del tipo «yo soy Pedro», «yo soy un ser humano» o «yo soy un alma inmortal que se reencarna una y otra vez», pues todos los conceptos se crearon dentro del «sueño». Incluso el concepto de la no-dualidad.
Si sé que existo pero no puedo definirme, no puedo añadir nada a «Yo soy...», pero sí puedo afirmar que «Yo soy». Algunos maestros espirituales como Nisargadatta Maharaj recomendaban permanecer todo el tiempo posible en esta sensación de «Yo soy», ya que es lo único de lo que podemos estar seguros. «Yo» es la única palabra que señala al sujeto de la experiencia, al soñador. El resto de palabras vienen después y hacen referencia a un otro: tú, él, eso, etc.
A medida que nos acostumbramos a preguntarnos «¿quién soy Yo?» o nos quedamos en la sensación «yo soy», percibimos que todo cuanto experimentamos —cada pensamiento, cada emoción, cada sensación, cada percepción— surge dentro de esta conciencia. Todo forma parte del Yo —en mayúsculas—, del Ser. Resulta que Yo soy quien alberga al mundo en su interior, y esto incluye el personaje con el que me identifico y sus circunstancias.
La ilusión de la separación
Sin embargo, nos encanta definirnos, limitarnos, ponernos etiquetas y separarnos. En nuestra experiencia cotidiana, nos percibimos como un «yo» —esta vez en minúsculas— relacionándose con otros, con un «no-yo». Esta percepción de separación genera:
Una sensación de limitación
Miedo a la pérdida y al sufrimiento
Deseo de protección y acumulación
Competencia con otros seres aparentemente separados
Desde la perspectiva no-dual, esta separación es tan ilusoria como la separación entre los personajes de un sueño que ocurre dentro de tu mente. En realidad no hay «otros», solo hay una única consciencia manifestándose como multiplicidad, un único océano con múltiples olas.
El misterio viviente

La no-dualidad nos invita a vivir en el misterio, a reconocer que la vida no es un problema que resolver sino una realidad que experimentar directamente. Nos recuerda que, más allá de todas nuestras búsquedas, lo que realmente anhelamos —paz, plenitud, amor— no son estados que debamos alcanzar, sino nuestra naturaleza esencial que podemos reconocer aquí y ahora.
Cuando reconocemos nuestra verdadera naturaleza, no ganamos nada nuevo; simplemente dejamos ir una proyección. Y en ese dejar ir, descubrimos que lo que buscábamos había estado presente todo el tiempo, como el océano que ha sido siempre el hogar de todas las olas. El buscador desaparece y solo queda lo que Es.
No-dualidad y sanación: ¿qué tienen que ver?
Podríamos pensar que la sanación está dentro del sueño de la vida, y es así si pensamos que sanar es curarse, ya que toda circunstancia que cambia forma parte del sueño, pero la verdadera sanación es precisamente despertar del sueño de separación. Sanar es darse cuenta, soltar, vivir sin miedo, anclarse en la paz, porque ahora sé que no soy el individuo sufriente y quejoso que quería cambiar aquello que no le convenía. Sanar es cambiar la percepción que tengo de mí mismo. Abrirme a un nuevo entendimiento que transformará mi visión, despertar de la dualidad.
Este despertar es muy gradual. La ola no se funde inmediatamente en el océano porque le da miedo perder su individualidad, pero como la ola cree en el concepto del tiempo —que no deja de ser una idea creada dentro del sueño—, va fundiéndose pero con la creencia de que lo está haciendo muy poco a poco, en una línea temporal, así no siente tanto temor. A medida que experimenta la libertad de ser el océano infinito, su determinación aumenta. A medida que se da cuenta de que todas las olas son parte de él, su confianza en el proceso es mayor. Y así es cómo un buscador espiritual, que creía ser ola y buscaba respuesta entre las olas, abandona toda búsqueda para ser lo que siempre ha sido. Esto es sanar.
Reiki y sanación no-dual
No concibo la sanación de otro modo que no sea un despertar de la dualidad. Este despertar tiene sus efectos en el sueño: felicidad, despreocupación, alegría, calma, paz y también curaciones de todo tipo. Y tiene toda lógica. Tu estado mental determina el tipo de sueños que tienes por la noche. Si tu mente está agitada, tendrás pesadillas. Si tu mente está en calma, tendrás sueños agradables. De igual modo, si tu consciencia vibra en la paz, tu vida expresará dicha paz.
El Reiki que enseño se basa en esta idea, por lo que en mis cursos aprenderás a estar en paz y a transmitir esta paz a los demás a través de sesiones individuales, y esto cambiará su visión del mundo y de ellas mismas. Este cambio de visión traerá luz a sus vidas y aparecerán las curaciones, que no son sino consecuencia de decidir por la paz.
Suelo emplear el término «Reiki Tradicional Japonés» porque lo que me mueve fue la idea original de Mikao Usui de alcanzar la paz interior para ayudar a los demás, pero lo cierto es que en el Reiki tradicional —Dento Reiki— y, por supuesto, en el Reiki occidental, la idea de sanación es totalmente dual: yo corrijo algo erróneo en otro.
Si quieres aprender un Reiki liberador y técnicas de elevación espiritual para anclarte en la paz de una vez por todas, ponte en contacto conmigo y déjame enseñarte lo simple que puede llegar a ser.
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